Ismael Rivera se erige como un auténtico visionario, un arquitecto musical que transformó por completo la forma en que esta música se entonaba. Antes de Ismael, el panorama musical era de una naturaleza distinta, con un enfoque quizás más tradicional, influido por el estilo de los soneros cubanos. Es importante destacar que esta observación se hace con el mayor respeto a esos precursores.
El impacto de Ismael Rivera en la música, especialmente en la bomba y la plena, fue revolucionario, cambiando fundamentalmente la forma de interpretación. Maelo era conocido por su estilo altamente percusivo, un genio del ritmo que sabía cómo manejar frases altamente rítmicas y encajarlas en lugares donde la mayoría de los cantantes de su época no se aventuraban. En mi opinión, esta habilidad rítmica es uno de los mayores legados que aprendí de Ismael Rivera.
Este es precisamente el motivo por el cual es sumamente improbable, si no imposible, que surja otro artista al estilo de Maelo. La rueda ya está inventada. Aunque cantantes notables como Cheo Feliciano perfeccionaron su fórmula, el contexto y las circunstancias de la época eran diferentes. Actualmente, después de tantas interpretaciones y variaciones, la aparición de otro Ismael Rivera se presenta como un desafío colosal.
La grandeza de Ismael Rivera radica en ser la base, el epicentro de todo. Incluso los cantantes de su generación forjaron sus propios estilos sobre los fundamentos que él estableció. Aunque sin duda existen jóvenes talentosos con capacidades extraordinarias, aquellos que pueden heredar y elevar sus enseñanzas a un nivel sobresaliente, la probabilidad de que surja otro Ismael Rivera en su magnitud es sumamente complicada y prácticamente imposible.
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